lunes, 26 de diciembre de 2011

Boceto

Y la campana de esa iglesia toca lentamente, anunciando sólo tristeza, no más júbilo.

En un día gris y triste, él está sentado en una banca, vestido impecablemente, debía ser el día más feliz de su vida, no es así.

Las campanas suenan melancólicas, él simplemente sigue sentado. La tarde comienza a caer, todos se han ido, se encuentra sólo en el atrio que da a la calle. Comienza a soplar el viento y no puede llorar.

La promesa de amor eterno, aquella que parecía inquebrantable, se ha ido, junto con ella. El acto no sólo era unir sus vidas, también era unir sus almas, el arrepentimiento hace estragos.

El viaje parecía no terminar, siempre caminaron a la par, pero el engaño llegó a su final. Cuando ella dejó de sentir, y se detuvo el latir de su corazón, comenzó a mentir. El frío se puede disimular, poco a poco se extiende.

Ahora él no sabe bien como seguir, cree que la vida ha llegado al final, pero no, sólo es un nuevo comienzo y el agua agitada y turbia que hay ahora dentro de si, se aclarará.