domingo, 28 de mayo de 2017

Pensamientos

Exactamente no recuerdo cuáles son los 4 pasos. El primero era, no lo pienses, el segundo, cállate, el tercero, házlo. Pero el cuarto no lo recuerdo, supongo que entonces habrás llegado a la meta: ser feliz.

Exactamente no sé en qué momento se perdió la mía, no sé si fue cuando ella se fue, no sé si fue cuando él me traicionó. Tampoco estoy segura si fue cuando me fueron de casa o cuando me di cuenta de que tenía depresión.

Volver a sonreír con esa facilidad de antes es casi imposible, cuesta trabajo soltarse y dejarse llevar.

Será porque siempre hago las mismas cosas y espero distintos resultados. Hoy ya no más. Si quiero volver a sonreír y ser feliz, tengo que romperme a mi misma y cambiar.

En estos 8 años me he dado cuenta de que él no se va a convertir en lo que yo quiero, y hoy en la crisis, ni siquiera sé si alguien será capaz de acercarse a lo que quiero. También me he dado cuenta de que he ido ocultando pequeños trozos de mi por el camino para intentar seguir.

Pero si algo bueno ha traído la crisis es eso: darme cuenta de que estoy llegando a mi límite de flexibilidad. De que lo que suceda a partir de este punto puede salvar lo que tenemos o bien, terminará por romperse. Secretamente espero que se salve, eso dice el corazón. Pero la razón se impone aplastante: esta vez yo no buscaré la conciliación, esta vez esperaré, con paciencia no infinita, a que mi contraparte se acerque a solucionar, si es que le interesa.

Mi amiga más cercana me lo ha dicho como debía ser: frío y directo. Justo para evitar mis mil tontas vueltas a algo que tal vez sólo yo, me empeño en conservar.

Leí una cita que dice: detrás de una mujer loca hay un hombre que la hizo así. Al verla una infinita tristeza se hizo presente. Pero después surgió algo que no creí tener dentro de mi: la no resignación. Si ese es el destino histórico, cultural y social que me espera, entonces no lo quiero.

Quiero más que eso: quiero una pareja estable, quiero hijos aunque muera de miedo al pensarlos aún en abstracto, quiero seguir trabajando, una casa, una camioneta y un perro.

Vuelvo entonces a mi punto de partida: debe haber alguien en el mundo, además de mi, que me ame tal y como soy.

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