lunes, 9 de marzo de 2009

Ganas de una Boda

Tengo ganas de ir a una boda, ya tiene muchisimo rato que no voy a ninguna -digna de mención-. Ultimamente a todas las bodas que he ido, ha sido por invitación de una amiga y ha sido ir a gorrear la comida, la bebida y el baile. Realmente de no haber ido, no me hubiera perdido de gran cosa.

La cosa empezó así: la ociosidad es la madre de todos los vicios... y uno de mis vicios favoritos es viajarme gratis con mi cine mental. Entonces, no se en que momento mi retorcida imaginación comenzo a planear una boda, pero no cualquier boda, si no más bien, LA boda.

En mis sueños, la boda tiene de todo un poco: una hermosa iglesia entre neo-clasica y gótica con venales grandes o bien vitrales por los que entra la luz y se difumina suavemente iluminando todo el interior por igual, arreglos florales, bonitos y no ostentosos o estorbosos, musica para la ceremonia que puede pasar por el canto de los angeles, las damas de compañía con vestidos sencillos y bonitos, el padrino y anexos con trajes elegantes.

Simplemente es la mejor ceremonia a la que haya asistido jamás, breve, pero emotiva, clara y concisa, nada sobra, nada falta. La salida de la iglesia es como de pelicula, con un auto de época muy elegante.

Luego la recepción, en un jardín, es un lindo día de primavera, es cálido pero fresco. El lugar es simplemente hermoso. Para amenizar la comida hay un cuarteto de cuerdas tocando musica y el repertorio es claro: HIM. La pieza maestra y clave del evento es tan hermosa que solo de imaginarla, dan ganas de llorar, aun no decido entre when love... o in joy... Sencillamente es la mejor boda a la que habría asistido -claro, la imagine yo-.

A esta boda asisto en calidad de dama de la novia, con el vestido de rigor, el peinado y el maquillaje, el disfraz completo. Pero no soy la única hay mas y no solo mujeres, también hombres vestidos con elegantes trajes.

Ahí, justo enmedio de esa boda es donde mi fantasía cobra vida, donde mi ficción supera a mi realidad, es como despertar de vivir en blanco y negro a colores tan reales y nitidos, todo pasa como en un sueño y sin embargo, pasa. Conocerlo en un evento así, donde ninguno de los dos encaja, donde ninguno de los dos realmente quiere estar, pertenecemos a mundos tan diferentes y sin embargo ahí estamos, ahí coincidimos, es nuestro comienzo.

Ahora me doy cuenta de que, más que querer asistir a una boda, quiero que mi fantasía se vuelva realidad, pero nunca va a ser tan perfecta como en mi imaginación -asintótico el asunto, diria yo-.

Finalmente, el asistir a esa boda cambiaría mi vida: una yo antes y una yo después, totalmente diferentes, pero complementarias. Es un cine mental que no termina, que se come a la realidad, es un despertar no hacia la realidad, si no hacía lo que tanto quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario