viernes, 20 de marzo de 2009

Resurrection

Al final estamos juntos: vivimos juntos, reimos y lloramos con la misma intensidad. Compartimos más que una vida: llegamos a ser uno solo. Cuando tú te empezaste a extinguir poco a poco, simplemente no pude soportarlo porque una vida aquí sin tí es lo mismo que estar vacía, una eternidad juntos nos espera, pero para ello debemos llegar juntos. La sola idea de que te vayas antes sin mi me enloquece, duele el sólo pensarlo. De la misma manera, sé que tú tampoco soportas estar separados.

Así que la decisión esta tomada: abandonaremos juntos este mundo y entrar así, de la misma manera al otro. El tomar esa decisión no nos convierte en suicidas, sólo confirma lo que decimos con miradas, lo que sentimos desde lo más profundo de nuestro ser y para lo cual no se necesitan palabras. Te tomo en mis brazos, no hay luz ni obscuridad, frío o calor, miedo o angustia. En ese momento sólo existimos los dos y nada más. Siento como la vida abandona lentamente tu cuerpo, como mi corazón late con menos fuerza, nos desvanecemos poco a poco, cada latido es un momento menos de vida, pero también un paso más hacia ese mundo soñado que nos espera.


Antes de cerrar mis ojos, me doy cuenta de que ya no estamos ahí, el tiempo ya no importa ya no existe, veo como una lagrima resbala por tu mejilla, por esa hermosa piel que tantas veces acaricié, otra resbala por la mía, estamos abandonando los cuerpos que ahora sólo estorban, nos vamos juntos, y lo veo desde fuera: un esbozo de sonrisa en nuestros rostros por haberlo logrado... Y ahora, lo que parecía el final, realmente no lo es, sólo es el comienzo de algo nuevo y maravilloso: de una eternidad junto a tí.

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