jueves, 30 de agosto de 2012

Ayer, en un sueño

¿No te conté que nos pertenecemos desde siempre? Te voy a contar mi sueño, porque ahí es donde comenzó.

Vivo en ese siglo, en ese lugar donde se es, por lo que dice el título. Tengo todo y a la vez a nadie. Eso siempre es posible: estar solo y que nadie lo note.

Caminaba lentamente por la calle, en otoño, siempre otoño. En esta vida y la anterior, siempre en otoño. Las hojas caen, son barridas por el viento, yo voy con una sombrilla en la mano. Buscándote entre las personas, los lugares, el tiempo.

De un momento a otro intentan que ya no esté, que ya no sea. Corro por las calles adoquinadas, el paraguas cae de lado, intento no caer con él.

Cuando el sueño termina, siempre vuelve la sensación de la vida pasada, del tiempo lejano, pero sobre todo ello: tu presencia.

Estuvimos juntos ahí, en otra vida, tengo que volverte a encontrar en el ahora. Con nuestra condición humana, naciendo y volviendo a ser para mi, para llegar a ti. Cuantas veces sea necesario, hasta el final.

No importa cuanto tiempo lleve, el amor es atemporal. Sigo buscando, cada otoño, en cada vida, en cada lugar. La búsqueda tendrá su recompensa: una eternidad junto a ti.



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