sábado, 21 de enero de 2017

Mar

Esta vez miramos el mar y su inmensidad desde lo alto. Desde ese lugar en el que has elegido para tatuar un nuevo recuerdo. Estamos viendo el atardecer de un día tranquilo. Esta esa cena ligera de pescado en alguna salsa delicada. Esa copa de vino blanco espumoso y frío.

Sobre todo estás tú con tu presencia: lo llenas todo con tu sonrisa y tus ojos, que pueden ver a detalle tanto la profundidad del mar como la de mi alma. 

El cielo con tintes anaranjados y rojizos por la puesta de sol, va dando paso a otro de un azul profundo, intenso y estrellado.

Me siento tan feliz, tranquila y plena, que es un momento perfecto. El aire revuelve mi cabello y volteo a verte, sólo tu presencia sirve para que el atardecer, el mar, el viento y el olor a mar pasen a segundo plano.

Es una realidad que dura lo que tiene que durar: una puesta de sol, un abrazo, el viento soplando a la orilla del mar... lo que dura un sueño justo antes de despertar.




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