Hay reos que cuentan los días, hacen marcas en la pared, para saber de alguna manera que un día es distinto al otro.
Yo aún me niego a pesar que estoy en una cárcel, aunque los hechos dicen lo contrario, aunque mi realidad sea distinta a lo que mi fantasía alguna vez fue.
Se supone que debo resignarme, pero hay una fuerza dentro de mi que dice que no debo aceptar las cosas como son e intentar la libertad, aún a costa de abandonar un viaje que parecía prometedor.
También se supone que hay un mejor futuro esperando a que yo salte y me aferre a él. Lo más importante y difícil es: ¿cómo ir del abstracto donde lo pienso al concreto donde lo hago, sin morir intentando?
No hay comentarios:
Publicar un comentario