jueves, 19 de septiembre de 2019

Sonreir

Hoy conocí al amor de mi vida. ¿Cómo y dónde? En un sueño.
Pero cuando le enseñé mi dedo lastimado que yo misma limpié y cosi con 2 puntadas, sonrió, se sonrojó un poco y quiso, primero en broma, quitar los puntos con una tijera oxidada y cuando le dije que no, con una sonrisa en el rostro, entonces quiso besarlo.
Después se recostó en el suelo para utilizar el mismo material de curación que le señalé que yo usé, en su perro, que tenía una herida no muy seria ni profunda en la pierna, y comenzó a limpiarlo. Me recosté en el suelo al otro lado del perro para ayudarle a sostenerlo y calmarlo, hablándole susvemente. Él sonrió por lo que dije y pude ver el sonrojo que llegaba hasta el cuello. Y mientras trabajaba, observé su rostro, sus labios, sus facciones, su nariz, su cabello largo perfecto, su voz aterciopelada y masculina, y sobre todo su esplendor al acompañar su sonrisa en el rostro con sus ojos expresivos, donde vi amor por su mascota, por la vida y por mi.
Por mi mente sólo pasó el pensamiento de que él es mi destino y que no debía seguir oponiendo resistencia como hasta ahora lo había hecho. Tomaba la decisión de dejar de evitarlo y sucumbir ante él.
Es lo maravilloso del país de los sueños: me lo ha regalado, a él, sólo para mí.
Al despertar, pude darme cuenta de que estaba sonriendo como una tonta.

lunes, 16 de septiembre de 2019

El sueño: un libro y tú

Tú con tu voz profunda, tu cabello, tu sonrisa, seriedad y enojo característicos. Yo con mi trabajo recién asignado, enojo y frustración. Un libro, o varios de ellos. Y de pronto, casualidad de la vida, mi invocación de ti en sueños que aún resulta. No respondas, es una trampa dolorosa. ¿Por qué vienes a mi en sueños? ¿A caso no sabes que eso también me mata? De todas las cosas que puede mi subconsciente hilar, el resultado eres tú.
Como hace un año, como si el tiempo no hubiera pasado, con todos aún ahí, pero a la vez, sabiendo que todo ya cambió. Con el tiempo aparentemente congelado, pero a la vez deslizado entre borrones.
Te veo tan nitidamente, que dudo entre el sueño y la realidad. Yo con cosas por hacer, tu en el enojo, observación y seriedad tan tuyos. Sólo distingo uno de la otra porque al despertar, no estás conmigo. En tu lugar lo que tengo es un hueco en el alma, un vacío que quizás nunca se pueda llenar de nuevo y en el que sólo los pequeños rastros de tu recuerdo actúan como un bálsamo que mitiga un poco el dolor del vacío.
Soñarte tan vividamente que el despertar es doloroso.
No sé si allá donde ahora estás te pase lo mismo, no sé si me extrañes un poco. No sé si te suceda como a mí, que al recordar, la llama vuelve a arder.
Podría frustrarme, llorar tu ausencia como a veces aún sucede, podría dejarme ahogar por la nostalgia. Pero creo que el tú que conocí, también se ha ido diluyendo en el tiempo. Y esto último es lo que mi conciencia tiene presente como salvavidas para poder seguir adelante. La canción dice: lo que un día fue, no será. Justo así, es como solo te tengo dentro de mi palacio de cristal, ahí donde aún es.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Marca en el alma

Es tonto y lo sé: haber caído por ti y aún no poder levantarme. Aunque tampoco es que quiera mucho. Me autocontemplo y lo que veo que provocas en mi a veces me gusta y lo sigo alimentando y a veces lo odio y quisiera arrancarlo de raíz. Esto último es la cosa más falsa que podría hacer.

La esperanza muere al último. Mi parte consciente lo sabe y lo tiene, según, dominado. Mientras que mi parte emocional, solo tiene que cerrar los ojos para volverte a ver en toda la intensidad que es posible, a veces muy nítido, otras no tanto. Y entonces volver a soñar con lo que pudo ser, pero que se topa de frente con la realidad y volver al campo racional para darme cuenta de que la realidad apabullante me doblega: ya no estás.

Estamos en épocas del evento que hace un año me daba la oportunidad de estar contigo y que tontamente no aproveché y eso, sólo refuerza tu presencia intangible aún más.

Dicen que recordar es volver a vivir, pero lo que no dicen es que mueres un poco al hacerlo.

¿Qué puedo hacer? Sólo, una vez más intentar: intentar seguir adelante, así como lo hice cuando me dí cuenta de que te estabas desvaneciendo frente a mis sentidos, así como cuando me di cuenta de que ya no había marcha atrás.