lunes, 16 de septiembre de 2019

El sueño: un libro y tú

Tú con tu voz profunda, tu cabello, tu sonrisa, seriedad y enojo característicos. Yo con mi trabajo recién asignado, enojo y frustración. Un libro, o varios de ellos. Y de pronto, casualidad de la vida, mi invocación de ti en sueños que aún resulta. No respondas, es una trampa dolorosa. ¿Por qué vienes a mi en sueños? ¿A caso no sabes que eso también me mata? De todas las cosas que puede mi subconsciente hilar, el resultado eres tú.
Como hace un año, como si el tiempo no hubiera pasado, con todos aún ahí, pero a la vez, sabiendo que todo ya cambió. Con el tiempo aparentemente congelado, pero a la vez deslizado entre borrones.
Te veo tan nitidamente, que dudo entre el sueño y la realidad. Yo con cosas por hacer, tu en el enojo, observación y seriedad tan tuyos. Sólo distingo uno de la otra porque al despertar, no estás conmigo. En tu lugar lo que tengo es un hueco en el alma, un vacío que quizás nunca se pueda llenar de nuevo y en el que sólo los pequeños rastros de tu recuerdo actúan como un bálsamo que mitiga un poco el dolor del vacío.
Soñarte tan vividamente que el despertar es doloroso.
No sé si allá donde ahora estás te pase lo mismo, no sé si me extrañes un poco. No sé si te suceda como a mí, que al recordar, la llama vuelve a arder.
Podría frustrarme, llorar tu ausencia como a veces aún sucede, podría dejarme ahogar por la nostalgia. Pero creo que el tú que conocí, también se ha ido diluyendo en el tiempo. Y esto último es lo que mi conciencia tiene presente como salvavidas para poder seguir adelante. La canción dice: lo que un día fue, no será. Justo así, es como solo te tengo dentro de mi palacio de cristal, ahí donde aún es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario