viernes, 13 de septiembre de 2019

Marca en el alma

Es tonto y lo sé: haber caído por ti y aún no poder levantarme. Aunque tampoco es que quiera mucho. Me autocontemplo y lo que veo que provocas en mi a veces me gusta y lo sigo alimentando y a veces lo odio y quisiera arrancarlo de raíz. Esto último es la cosa más falsa que podría hacer.

La esperanza muere al último. Mi parte consciente lo sabe y lo tiene, según, dominado. Mientras que mi parte emocional, solo tiene que cerrar los ojos para volverte a ver en toda la intensidad que es posible, a veces muy nítido, otras no tanto. Y entonces volver a soñar con lo que pudo ser, pero que se topa de frente con la realidad y volver al campo racional para darme cuenta de que la realidad apabullante me doblega: ya no estás.

Estamos en épocas del evento que hace un año me daba la oportunidad de estar contigo y que tontamente no aproveché y eso, sólo refuerza tu presencia intangible aún más.

Dicen que recordar es volver a vivir, pero lo que no dicen es que mueres un poco al hacerlo.

¿Qué puedo hacer? Sólo, una vez más intentar: intentar seguir adelante, así como lo hice cuando me dí cuenta de que te estabas desvaneciendo frente a mis sentidos, así como cuando me di cuenta de que ya no había marcha atrás.

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