miércoles, 1 de octubre de 2008

Lagrimas

Una reflexión más: cuando sientes que todo va mal y de plano no sales del agujero, ¿por qué llorar?, ¿para quién llorar? Con llorar no se soluciona nada, eso es un hecho comprobado por mi misma, sin embargo, cómo ayuda a sacar lo que traes dentro. Llorar es abrir esa compuerta de sentimientos encerrados -es como abrir esa válvula de escape que tienen las ollas de presión-.

Así como llorar puede ayudar a sentirse mejor, también puede hundir más, hacer sentir más miserable de lo que de por si ya uno se sentía, pero como digo yo: no importa que ayude o que empeore la situación, lo que importa es sacarlo.

Todos venimos con nuestro costal de piedras incluido, empieza vacío, pero al recorrer el camino, se va llenando, a veces nosotros mismos ponemos las piedras mas pesadas, a veces los demás también cooperan. El punto esta en que no debemos -ni podemos- cargar con todas ellas a lo largo de la vida: hay que ir dejando unas cuantas por salud mental -y sentimental-.

Nadie ha dicho que es fácil y que no va a doler, generalmente es lo contrario. Pero no todo esta tan mal: los amigos, la familia -y quien se deje- ayudan en el proceso. Al final del día, es un autoexsorcismo, uno mismo contra uno mismo. Sin embargo, los antes citados ayudan a que la caida no duela tanto e incluso a veces levantan los pedazos y con paciencia -y cariño- vuelven a armar el desastre con el que se encontraron.

Entonces mi conclusión es: llora todo lo que quieras, desahogate, grita, patalea, berrea, llora discretamente, solloza, rie por fuera y llora por dentro... Lo que sea, lo que quieras con tal de sacarlo e intentar -solo intentar- seguir adelante.

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