domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Cuándo, dónde y con quién quitarse la careta?


Es una de las preguntas mas difíciles de responder. En mi experiencia personal, quitarsela despues de mucho tiempo de no hacerlo es muy complicado, porque a veces olvidas quien eres, como eres, tus virtudes y defectos, tus inquietudes y sueños.

El quitarsela debería ser fácil y sin dolor, sin embargo casí nunca es así. Claro que depende de con quién se la quita uno, ya que el proceso puede ser más llevadero e incluso la otra persona puede ayudar. Mi experiencia también me dice que las caretas pesan en proporción directa a los adornos que tiene incluidos: pretensiones, falsas poses, inseguridades...

Hasta el momento solo me he llevado una horrible descalabrada quitandome la careta con una persona: dolor que revive las inseguridades, chilladera y tendencia al drama. Pero una vez superada esa etapa, no hay porque desconfiar de todo mundo, claro que duele, pero no por eso el resto de la humanidad es igual.

Esto me lleva a otro punto importante: cuando alguien se quita la careta ante nosotros, debemos ser agradecidos, valorarlo y no minimizar la situación, porque la otra persona se esta mostrando tal cual es -para bien o para mal-.

Considero que he sido afortunada con las personas con las que me he quitado la careta, porque han respondido de la misma forma. El poder ver a los ojos a otra persona y saber quién es en verdad, es uno de los tesoros más grandes de la vida.

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